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Noche de rock y ruido para despedir el Primavera Sound 2014

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Tercera y última crónica de nuestras aventuras por el Primavera Sound 2014. En capítulos anteriores habíamos visto a Arcade Fire muy de lejos, CHVRCHES nos habían decepcionado un pelín, HAIM nos habían robado el corazón y a Matt Berninger se le había ido la cabeza. Y, aunque nuestras piernas pedían clemencia, aún quedaba bastante más. Eso sí, con un notable descenso en la afluencia de público, haciendo un poco más transitable el recinto y, con ello, más llevadero el disfrute del festival. Nine Inch Nails, en su primer concierto en España desde que publicaran su último trabajo, fueron el plato fuerte del día, con un cartel bastante más orientado al ruido y el rock progresivo e instrumental que el de las jornadas anteriores. Creo que seguí un recorrido poco habitual en esta ocasión pero lo cierto es que me cundió mucho. Empecemos.

Belako

Los Belako, bastante sonrientes, en los últimos momentos de su actuación

Los Belako, bastante sonrientes, en los últimos momentos de su actuación

Bien sé que dije que iba a intentar pasarme a las 16:00 por el Auditori Rockdelux para ver a Silvia Perez Cruz y Raúl Fernández pero seamos sinceros: habiendo estado en danza (literalmente) hasta las cinco de la mañana la noche anterior y pretendiendo llegar hasta más tarde en la presente, no parecía la decisión más sabia. Una lástima porque leo a muchas personas decir que el suyo fue uno de los mejores conciertos del festival. Pero bueno, yo me presenté con toda la calma del mundo a ver a nuestros queridos Belako en el Vice a eso de las seis y mis piernas y mi espalda me lo agradecieron. Tuvieron suerte los de Mungia puesto que la lluvia les respetó todo su concierto y el Vice se encontró agradablemente concurrido para verlos, con un buen puñado de modernas pegándose bailecitos por ahí y el público animado pero sin enloquecer, en la línea del festival en el que la mayor parte del tiempo la gente parecía tener horchata en las venas.

belakoDispusieron de unos 50 minutos para tocar en los que hicieron lo que ya sabemos y que cada vez hacen con más precisión y calidad: pasárselo bien en el escenario (bastaba con verles las caras) y de paso hacer disfrutar a los que por allí nos encontrábamos con sus guitarrazos y gritos desmadrados. Sonó Crime, el nuevo tema que han publicado esta misma semana, muy dura y potente, y los temas de Eurie funcionaron como un reloj, demostrando que el LP es solo un esquema del trabajo que estos cuatro jóvenes realizan y que es sobre un escenario donde temas como Sea Of Confusion o Haunted House adquieren sentido. Es, la verdad, una gozada ver cómo una banda evoluciona tanto en un plazo de dos años desde que los vimos subirse al escenario más pequeño de un BBK como flanes hasta el sólido y envidiable concierto que dieron ayer. Prometen novedades pronto, así que habrá que estar al tanto.

Superchunk

Superchunk en el escenario ATP

Superchunk en el escenario ATP

Ya con las nubes en completa retirada nos acercamos al animadísimo escenario ATP en que estaban los estadounidenses Superchunk que, para mi, fueron una de las sorpresas más gratas de todo el festival (lo sé, soy una tía muy simple). Sin complicarse y con una audiencia nutrida pero sin abarrotar el escenario, los de Carolina del Norte repasaron algunos temas de su último y sabroso disco, I Hate Music (2013), paseando también por temazos que, sin llegar a ser himnos, pusieron al público a cantar y a dar palmas con numerosas sonrisas en los rostros que había a mi alrededor. Muy brillantes sonaron, de hecho, Me & You & Jackie Mittoo de las nuevas y Hyper Enough de los clásicos. La juvenil voz de Mac McCaughan la verdad es que lo clavó en los 60 minutos de actuación y permitió a la banda poner suficiente energía sobre el escenario como para despertar de verdad a las primeras filas, entre las cuales vi por primera vez verdadero movimiento, saltos y hasta alguna melé. Fue un concierto esencialmente divertido en el que las buenas canciones y el sabor punk edulcorado funcionaron a la perfección.

Dum Dum Girls

Dum Dum Girls en el escenario Pitchfork

Dum Dum Girls en el escenario Pitchfork

Tan animada estaba con los Superchunk que me perdí las primeras canciones del set que tenían las Dum Dum Girls en el Pitchfork. No obstante, a lo mejor fue para bien porque, aunque me interesan mucho en estudio estas chicas y Too True (2014) me parece un discazo, a su directo le costó mucho arrancar. Y es que nunca ha tenido mucha fama este cuarteto de Los Angeles (en formación de cinco personas, ayudándose con una tercera guitarra) en lo que a su directo se refiere: son estáticas y frías como un puto témpano de hielo, cosa que por muy solventes que sean técnicamente, es un lastre. Afortunadamente el tono monocromático de las primeras canciones, entre las que pasaron sin pena ni gloria I Got Eyes (y eso que es temazo) o In The Wake Of You y dio un interesante giro ya en la segunda mitad de la actuación, cuando sonó uno de los temas más sólidos de Too True, Rimbaud Eyes, en el que las inflexiones de las voces parecieron ganar varios puntos en calidez e intensidad. Sin que el concierto se convirtiera en una locura, lo que vino después fue otro mundo para mi: Lord Knows ganó en delicadeza y me acabó de enganchar completamente; y nos llevó a un final verdaderamente espectacular con Coming Down, para la que la voz de Dee Dee Penny me puso los pelos como escarpias

Spoon

Se conoce que todavía me quedaban ganas de ver a alguna otra vieja gloria indie estadounidense y me acabé pasando por el escenario Heineken para ver a Spoon, clasicazo noventero donde los haya. Los vi con toda la calma del mundo, siguiendo el concierto por las pantallas desde la distancia con una cervecita pero saboreando intensamente el divertido concierto que ofrecieron. Al igual que Superchunk un rato antes, consiguieron divertir sin necesidad de complicarse, con un buen puñado de hits con los que entretener al personal, haciendo algunos chistes pero sin pasarse de payasos, y mostrando una solvencia destacable para llevar cierto tiempo, como comentaron, sin dar conciertos juntos. Divirtieron de manera eficaz tirando de hits como Rhthm & Soul y The Way We Get By y yo la verdad es que cuando terminó me sentí muy satisfecha de haberme pasado a verlos.

Volcano Choir

volcano_choir

Volcano Choir en el escenario Sony

Aprovechando que me encontraba en la zona de los escenarios principales, decidí quedarme a ver qué hacían Volcano Choir inmediatamente después en el Sony. Ya he comentado alguna vez que todo lo que me gusta Bon Iver, la otra banda de Justin Vernon (¿era necesaria esa camisa hawaiana, Justin?), todo lo que me aburre esta: en sus discos, especialmente Repave (2013), el primero no me disgusta tanto, tengo la constante sensación de estar disfrutando de un sucedáneo barato de algo que se quiere parecer a una mezcla entre Sigur Rós y Bon Iver que no me produce ni la mitad de las emociones que me producen ninguno de los dos por separado. No obstante, alguien me había comentado que el concierto que habían dado el jueves en la Apolo había sido precioso y me entró la duda de si no sería una de esas bandas que en disco engañan. Pero no. Aguanté cuatro canciones al extraño y pasteloso pastiche que, encima, acusaba los problemas de sonido que tenía el escenario Sony: en el “círculo central” de la arena, bien centrada pero lejos del escenario, es decir, en un lugar en el que se supone que se tiene que oír bien, los graves no hacían más que saturarse y arruinar cualquier tipo de experiencia que se intentara tener allí.

Solo me atrajo un poco Island, IS, que casualmente pertenece al primer álbum de la banda; pero lo cierto es que el experimento me sonó muy soso y vacío de contenido durante todo el tiempo, causándome exactamente la opuesta reacción que me produjo ver a Bon Iver en directo. Acabé tomándome la cena viéndolos un poco desde la distancia antes de cansarme e ir a cosas más productivas.

Godspeed You! Black Emperor

Dos horas tenían concedidas los post-rockeros canadienses Godspeed You! Black Emperor en el ATP y, para mi sorpresa, para cuando llegué (ya llevaba un rato rodando el concierto), el escenario y sus inmediaciones estaban hasta las trancas de gente (¿WTF?). Me sumé a la multitud que estaba sentada en la colina frente al escenario durante algo más de una hora (creo que asistí a lo que se podría denominar el segundo arco que desarrollaron los de Montreal en su repertorio) y me sorprendí sumergiéndome de manera hipnótica en el complejísimo juego de sonidos que practica la mítica formación. Tal vez el haberlos visto ya en una ocasión con anterioridad me hizo más consciente del tipo de espectáculo que iba a presenciar y me permitió cambiar el chip al demencial universo de estos ocho músicos (seguro que estar sentada también me ayudó). Tocaron en penumbra absoluta, con las pantallas laterales apagadas y ellos iluminados por un par de tenues focos rojos y, honestamente, sonaron de miedo. Me sorprendió mucho encontrar a tanta gente disfrutando de una propuesta tan compleja a horas ya tardías y con tantas propuestas en los demás escenarios.

Cloud Nothings

Cloud Nothings en el escenario Vice

Cloud Nothings en el escenario Vice

Según la sinfonía de ruido finalizó en el ATP me encaminé de nuevo hacia el Vice sin verme venir la delirante cantidad de gente que se agolpaba en el reducidísimo espacio frente a este escenario para presenciar la actuación de Cloud Nothings. Por otro lado, no es para menos, con el flamante Here And Nowhere Else (2014) en plena ebullición y el sonido que se gastaron, la locura estaba asegurada. Este último trabajo se interpretó casi en su totalidad, con algo de tiempo para su predecesor, Attack On Memory (2012); y la intensidad del concierto fue máxima desde el primer acorde hasta el último. De hecho en esta ocasión la ingente aglomeración de gente, las tardías horas y la locura que se desató en el escenario sí que fomentó una reacción análogamente encendida entre las primeras filas, que estallaron en un sinfín de melés y gentes volando sobre las cabezas de la audiencia Dylan Baldi y sus compañeros parecían no inmutarse.

Espectacular, la verdad, el ruido que metieron y lo bien que se comportó el sonido del escenario, permitiendo distinguir de forma clara e incuestionable todos los temas que sonaban a pesar de la tormenta que nos estaban lanzando. Si en Here And Nowhere Else Pattern Walks, No Thoughts y I’m Not Part Of Me ya son canciones con una enjundia impresionante, anoche crecieron aún más y ganaron en dureza e intensidad. Para enmarcar el delirante final de puro ruido que se le añadió a I’m Not Part Of Me para deleite de las filas más exaltadas de la multitud.

Mogwai

Aquí llegamos al que probablemente ha sido mi dilema más duro de todo el Primavera Sound: elegir entre Nine Inch Nails o Mogwai. De todos los solapamientos este era tal vez el más injusto porque, si bien es cierto que no a todos los espectadores potenciales de NIN les tiene por qué interesar Mogwai, me es difícil pensar en una persona que escuche a Mogwai que, dada la oportunidad, no quiera ver a NIN. Al final me rendí ante la evidencia: si me quedaba hasta el final del concierto de Cloud Nothings (cosa que ni me planteaba no hacer) para cuando llegara al escenario principal Nine Inch Nails ya habrían empezado a tocar y me tocaría verlos desde Badalona, como quien dice, para no poder apreciar demasiado lo que pasara en el escenario (como de hecho me pasó con Arcade Fire). De modo que sí, amigos, no vi a NIN y en su lugar me quedé en el ATP viendo a Mogwai. Y oigan: que no me arrepiento.

Mogwai en el escenario ATP

Mogwai en el escenario ATP

Con una senyera estelada catalana colgada de uno de los altavoces (dos hostias para el retrasado mental que les gritó que la quitaran, por favor) se presentaron con la “escenografía” de la gira de su reciente RAVE TAPES (2014), aunque de este último trabajo solo interpretaran cuatro temas. La primera sorpresa de la actuación fue la inclusión de uno de los temas más míticos de la formación de Glasgow, I’m Jim Morrison I’m Dead, en los primerísimos minutos del setlist. Por lo general el sonido funcionó de fábula y ellos, como no podía ser de otra manera, se mostraron atronadores en todo momento. Muchas ovaciones y sonrisas levantó también Rano Pano, que sonó hacia la mitad de la actuación y, por supuesto, la siempre imprescindible Mogwai Fear Satan, con sus once minutazos de duración, sus lentas ascensiones y bajadas y su mítico estallido de sonido en el movimiento final; así como los típicos gilipollas que no son capaces de callarse sus grititos en los momentos más tensos y silenciosos de la canción.

Mexican Grand Prix, uno de los escasos temas de Mogwai que cuentan con una voz clara para cantar su letra a lo largo de toda su duración, elevó el ritmo rockero y con sus progresiones algo más sencillas sirvió para desengrasar un poco después de toda la traca post-rockera que llevábamos. El final, en estallido y demencia puras de ruido, pedales, cuerdas rotas de guitarra, solos de batería y numerosos acoples (intencionados) de sonido, marcó el de uno de los mejores conciertos del festival. Por mucho que digan muchos que Mogwai siempre hacen lo mismo, ya les gustaría a la mayoría de las bandas que hemos visto últimamente hacer siempre lo mismo de este modo.

Foals

foals

Foals en el escenario Heineken

A los valientes todavía nos quedaron fuerzas para volver a la zona de los escenarios principales (me duelen las piernas solo de pensarlo) y ver el corto pero intenso set de Foals en el Heineken. El quinteto de Oxford utilizó estos sesenta minutos para dar sus habituales bandazos desde su faceta más bailonga (y, a mi gusto, un poquito pedorra) hasta la del rock progresivo que a mi me pone del revés. Con toda la potencia del un escenario tan grande a su disposición se permitieron hacer que los momentos más rockeros de temas como Providence o Inhaler sonaran con una contundencia elevada, haciendo saltar a gran parte de la audiencia en muchos momentos. Tengo que admitir, eso sí, que la ejecución de ese temarraco que es Late Night sonó de algún modo apagada, como si estuvieran rehuyendo de llevar su dilatada progresión hasta el siguiente nivel. Inhaler sonó, eso sí, espectacular, y me puso los pelos como escarpias justo antes de hacerme saltar como si mis piernas no llevaran tres jornadas de palizón encima.

Cut Copy

cut_copy

Cut Copy en el escenario ATP

Para mi el fin de fiesta lo ejecutaron Cut Copy en el escenario ATP. Cut Copy me parecen una banda divertida, aunque nunca he compartido la histeria colectiva que hay para con ellos, y a mi gusto por cada hitazo sus discos contienen varias canciones francamente aburridas. Pero creo que las tres y media de la madrugada de la última noche de un festival de esta envergadura es el lugar ideal para verlos y disfrutarlos, y ellos no defraudaron. Supieron encender al público, moverlo, hacerlo bailar, cantar, saltar y dar palmas cuando fue necesario y a pesar de lo desigual de su repertorio a mi, que soy una escéptica con ellos, me hicieron disfrutar. Muy especialmente con So Haunted, Lights & Music y I Need You Now, que compensaron de la mejor forma posible castañillas como Saturdays o la mayoría de los temas de Free Your Mind (2013), que no me dice gran cosa. Pero bueno, los australianos cumplieron a la perfección con su cometido y nos mandaron a la cama agotados pero contentos.

Llegados a este punto solo me queda esperar que mis crónicas de este Primavera Sound os hayan gustado. Las fotos no son, obviamente, profesionales, pero es para lo que da un blog pequeño y humilde al que la inmensa maquinaria del festival barcelonés probablemente no llegue a acreditar nunca para un foso de fotógrafos. Veremos qué nos deparan las futuras ediciones de este festival, que para mi ha sido el primero, pero probablemente no el último (a pesar de los pesares).

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